10 cosas que mejoran en tu vida cuando combinas adecuadamente los alimentos


Entre algunas personas existe la creencia de que a la hora de comer poco importa qué alimentos juntes en tu plato (por ejemplo: carne o pescado con patatas, legumbres con arroz, dulce con salado, o fiambre o queso después de las comidas). Esta creencia se fundamenta en la idea (100% errónea) de que el estómago puede digerir todas esas mezclas y que te sienten perfectamente bien. Sin embargo, la experiencia me ha demostrado sobradamente que esto no es así. Me refiero a la experiencia que yo mismo he podido constatar y la que me han confirmado a lo largo del tiempo las personas que han acudido a mis cursos o consultas.

Lo que yo sostengo es que el juntar en una misma comida alimentos que no son compatibles (porque tienen tiempos de digestión distintos y requieren de jugos digestivos diferentes) tiende a provocar:

  1. Desarreglos o enfermedades del aparato digestivo (digestiones lentas o pesadas, gastritis, úlceras, inflamación del hígado, colon irritable, etc.).
  2. Fermentaciones y gases.
  3. Toxinas.
  4. Falta de energía y vitalidad.
  5. Aliento desagradable.
  6. Merma o destrucción de la flora intestinal (como consecuencia de las frecuentes fermentaciones).
  7. Aumento de peso.
  8. Acidificación de la sangre.
  9. Mal humor y confusión mental.
  10. Enfermedades o achaques altamente influenciadas por el incremento de toxinas en el organismo y de la acidificación de la sangre (fibromialgia, osteoporosis, artrosis, envejecimiento prematuro, problemas en la piel o el cabello, etc.).

Por eso, cuando aprendes a combinar adecuadamente los alimentos en tus comidas, los beneficios y las mejoras no tardan en aparecer. Algunos de ellos, incluso, el primer día que comienzas con los cambios. Por ejemplo:

  1. Mejoran o desaparecen tus problemas digestivos. 
  2. Disminuyen o desaparecen las fermentaciones y los gases (flatulencias, eructos).
  3. Se reduce drásticamente el nivel de toxinas de tu organismo, con todo lo que eso supone.
  4. Se incrementa tu energía y tu vitalidad.
  5. Mejora tu aliento.
  6. Se equilibra tu flora intestinal.
  7. Se reduce tu peso (si es que te sobran quilos).
  8. Tu sangre está en mejores condiciones para alcalinizarse (que es su estado natural).
  9. Mejora tu humor y se despeja tu mente.
  10. Se atenúan o se van curando enfermedades que estaban asociadas a un alto nivel de toxinas en tu organismo o a la acidificación de tu sangre.

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