Salsas de aguacate


Todavía sigue siendo una minoría la gente que utiliza el aguacate en la cocina. A veces, porque no se conoce bien su potencial gastronómico; a veces, por su precio; y en otras ocasiones porque se dice, sin ser cierto, que engorda.

Para empezar, os diré que lo del precio es muy relativo. Yo siempre encuentro alguna tienda donde no está nada caro. Lo tomo en mis comidas 3 ó 4 veces por semana; y estoy encantado con su sabor y con sus propiedades. Me parece una maravilla de alimento se mire por donde se mire. Por ejemplo, como antioxidante es excelente, pues aporta gran cantidad de vitamina E (comúnmente denominada antienvejecimiento). También hay que decir que se digiere muy rápidamente, y, por si fuera poco, contiene valiosos nutrientes (minerales, oligoelementos, grasas y aminoácidos). Es, pues, un alimento rico en el sentido más amplio de la palabra.

Si hacéis la prueba, comprobaréis que su grasa es muy ligera. De hecho, se quita fácilmente de las manos lavándolas debajo del grifo con poca agua (no como otras grasas más densas, que son más difíciles de quitar/digerir). Por consiguiente, sólo engorda si se come mal combinado, como cualquier otro alimento natural.

El aguacate, además, merece un lugar destacado en el menú diario por su enorme versatilidad. La mayoría de personas que conozco lo utilizan en forma de guacamole o cortado en trozos en la ensalada. Ahora bien, existen otras muchas maneras de prepararlo. Una forma muy práctica y socorrida de combinarlo con otros alimentos es en forma de salsa. El aguacate, cuando se mezcla con líquidos o con otros alimentos en la batidora (ya sea de mano o de vaso), produce una emulsión de textura suave pero consistente, como si fuera una mayonesa.

¿Y con qué mezclarlo para hacer una salsa? Pues lo ideal sería hacerlo con verduras crudas (tomate –siempre pelado-, pepino, cebolla), al vapor, salteadas o al horno.

Elaboración: se depositan los ingredientes en la batidora, se añade un poco (sólo un poco) de aceite virgen de oliva y de caldo (si apetece), sal al gusto, hierbas aromáticas (tomillo, romero, orégano, hierbabuena) o especias (clavo, cominos, curry), y, a continuación, se bate.

Algo más: para evitar que se oxide la salsa (se oscurece conforme pasa el tiempo) podéis añadirle tomate, zumo de limón o vinagre de manzana.

Por último: a quienes no deseen engordar les convendría no añadirle limón, vinagre o tomate (ácidos) si lo mezclan con carne, pescado, arroz o pasta. Pero si se toma con pan tostado o con verduras, entonces no hay problema, se puede añadir un ácido (uno sólo).

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